A continuación reproducimos una entrevista realizada por la revista argentina Yoga+ a Pedro Kupfer. Trata sobre como los objetivos de nuestra práctica van cambiando en la medida en que vamos avanzando. También de como en occidente se suele resumir el Hatha yoga sólo al yoga físico. Creemos que son temas muy interesantes para todos los prácticantes de yoga.
¿Cómo
llegaste al Yoga?
Cuando tenía 13 años de edad, un amigo me
presentó un libro de Alan Watts que mencionaba el Yoga y la meditación sobre el
mantra Om. Por algum motivo, ese breve texto me llamó la atención sobremanera,
y resolví dedicarme a practicar y estudiar el Yoga. Me pareció que era algo
noble, un motivo justo y adecuado al cual dedicarle la vida. Ya hace más de
treinta años de éso.
- ¿Cómo
lo vivís actualmente?
Creo que de una manera bastante más madura,
tranquila y consciente que al principio. Con el tiempo, las ilusiones o
fantasías que uno pudo haberse hecho al principio dan lugar a una visión mas
realista y centrada de lo que sea el Yoga, bien com de la manera en que
funciona.
- ¿Siempre
tuviste esta relación con el Yoga o fue cambiando a lo largo de los años?
Siento que pasé por muchas fases diferentes.
Al principio no entendía bien lo que tenía entre manos, pero me sentía muy
atraído por todo lo que tuviera olor a
Yoga. Practicaba medio ciegamente pero, felizmente, muy bien guiado por el
excelente profesor Janardhana, del Satyananda Niketan, de Montevideo.
Después, vino el entusiasmo con kundalini, la busca de experiencias
transcendentales. Tal vez esta fase haya sido la más conturbada, pues pensaba
que moksha, el objetivo del Yoga era
una experiencia y no una manera de ver las cosas. Si uno practica basado en
creencias de este tipo, no va muy lejos y, tarde o temprano, se frustra o
abandona el Yoga y va a buscar otra cosa.
Luego, cuando conocí a mi guru, Swami
Dayananda Saraswati, tuve el privilegio de adquirir una visión más racional y
centrada, más objetiva, a partir de la cual, como reza el dicho, paré de
“pedirle peras al olmo”. Esa última fase empezó hace un poco más de una década
y, a partir de ese momento, siento que la práctica está avanzando a pasos
largos, pues está apuntalada por el estudio y el proceso de autoconocimiento,
sin los cuales el Yoga no puede funcionar.
- Cada
vez más gente practica Yoga, hace profesorados, etc. Pero eso no siempre se
traduce en conductas compasivas, en respuestas amorosas… ¿No se está
convirtiendo el Yoga en un objeto de consumo más entre tantos otros?
Quizás sí. Depende de cómo se lo mire. Siempre
hubo y siempre habrá personas que se dediquen al Yoga como forma de encontrar
un significado más profundo y una dirección más clara en la vida. Cuando el
Yoga se torna una moda, surge, paralelamente a ese tipo de buscador espiritual
genuino, otro tipo de practicante que busca el Yoga por otras razones: adquirir
buena forma, administrar el estrés, dormir mejor, producir más.
Este segundo tipo de practicante merece todo
el respeto y la consideración de la parte de los mumukshus, de los buscadores de la libertad porque, como ya
enseñaba el maestro Sivananda, no importa cuál es el motivo que lleva a uno a
practicar. Lo que importa, sí, es que, a través de la práctica, aún cuando esté
centrada en lo exterior o en los efectos secundarios, es siempre una puerta de
entrada para el proceso de conocerse a sí mismo y, consecuentemente, para la
libertad.
- ¿Para
qué hacemos Yoga?
Para retirar el velo que nos obnubila la
visión. Para ser libres. Para descubrir que la felicidade que estamos buscando
es algo que ya somos.