miércoles, 26 de diciembre de 2012

Los objetivos del Yoga y el Hatha Yoga en occidente (Entrevista a Pedro Kupfer)

 A continuación reproducimos una entrevista realizada por la revista argentina Yoga+ a Pedro Kupfer. Trata sobre como los objetivos de nuestra práctica van cambiando en la medida en que vamos avanzando. También de como en occidente se suele resumir el Hatha yoga sólo al yoga físico. Creemos que son temas muy interesantes para todos los prácticantes de yoga.

¿Cómo llegaste al Yoga?
 Cuando tenía 13 años de edad, un amigo me presentó un libro de Alan Watts que mencionaba el Yoga y la meditación sobre el mantra Om. Por algum motivo, ese breve texto me llamó la atención sobremanera, y resolví dedicarme a practicar y estudiar el Yoga. Me pareció que era algo noble, un motivo justo y adecuado al cual dedicarle la vida. Ya hace más de treinta años de éso.

- ¿Cómo lo vivís actualmente?
 Creo que de una manera bastante más madura, tranquila y consciente que al principio. Con el tiempo, las ilusiones o fantasías que uno pudo haberse hecho al principio dan lugar a una visión mas realista y centrada de lo que sea el Yoga, bien com de la manera en que funciona.

- ¿Siempre tuviste esta relación con el Yoga o fue cambiando a lo largo de los años?
 Siento que pasé por muchas fases diferentes. Al principio no entendía bien lo que tenía entre manos, pero me sentía muy atraído por todo lo que tuviera olor a Yoga. Practicaba medio ciegamente pero, felizmente, muy bien guiado por el excelente profesor Janardhana, del Satyananda Niketan, de Montevideo.
Después, vino el entusiasmo con kundalini, la busca de experiencias transcendentales. Tal vez esta fase haya sido la más conturbada, pues pensaba que moksha, el objetivo del Yoga era una experiencia y no una manera de ver las cosas. Si uno practica basado en creencias de este tipo, no va muy lejos y, tarde o temprano, se frustra o abandona el Yoga y va a buscar otra cosa.
Luego, cuando conocí a mi guru, Swami Dayananda Saraswati, tuve el privilegio de adquirir una visión más racional y centrada, más objetiva, a partir de la cual, como reza el dicho, paré de “pedirle peras al olmo”. Esa última fase empezó hace un poco más de una década y, a partir de ese momento, siento que la práctica está avanzando a pasos largos, pues está apuntalada por el estudio y el proceso de autoconocimiento, sin los cuales el Yoga no puede funcionar.

- Cada vez más gente practica Yoga, hace profesorados, etc. Pero eso no siempre se traduce en conductas compasivas, en respuestas amorosas… ¿No se está convirtiendo el Yoga en un objeto de consumo más entre tantos otros?
 Quizás sí. Depende de cómo se lo mire. Siempre hubo y siempre habrá personas que se dediquen al Yoga como forma de encontrar un significado más profundo y una dirección más clara en la vida. Cuando el Yoga se torna una moda, surge, paralelamente a ese tipo de buscador espiritual genuino, otro tipo de practicante que busca el Yoga por otras razones: adquirir buena forma, administrar el estrés, dormir mejor, producir más.
Este segundo tipo de practicante merece todo el respeto y la consideración de la parte de los mumukshus, de los buscadores de la libertad porque, como ya enseñaba el maestro Sivananda, no importa cuál es el motivo que lleva a uno a practicar. Lo que importa, sí, es que, a través de la práctica, aún cuando esté centrada en lo exterior o en los efectos secundarios, es siempre una puerta de entrada para el proceso de conocerse a sí mismo y, consecuentemente, para la libertad.

- ¿Para qué hacemos Yoga?
 Para retirar el velo que nos obnubila la visión. Para ser libres. Para descubrir que la felicidade que estamos buscando es algo que ya somos.