sábado, 18 de noviembre de 2017

Sadhana es Dar en el Blanco (1ª Parte de 2)

Por Pedro Kupfer
Traducido del portugués

La palabra sādhana, que habitualmente traducimos como práctica personal, deriva del arte de la guerra, dhanuśāstra, y quiere decir “ir directamente al blanco”. En su sentido original, obviamente, el término se refería a una flecha o lanza que acertase su objetivo. El uso de la palabra se ha extendido a la espiritualidad: en el  Ṛg Veda, sādhana designa, de igual forma, aquello que nos guía hacia un objetivo o, también, un ritual o propiciación que logra su propósito.
Sādhana significa también hacer algo a la perfección e incluso, librarse de una enfermedad o hechizo. Este último sentido es especialmente importante para un practicante de Yoga, ya que la práctica personal nos debería ayudar en el proceso de deshacernos de nuestros condicionamientos, los que podrían considerarse, metafóricamente, como hechizos que oscurecen la compresión y el sentido común.
El término sādhana, entonces, designa la práctica personal. En algunos contextos, este termino se refiere al conjunto de las prácticas de Yoga, incluyendo la implementación de los yamas y niyamas, las prácticas de āsana, prāṇāyāma, mudrās y concentración, entre otras. En otros contextos, ella se refiere únicamente a la meditación. Para efectos de este texto, elegimos el primer significado.
Todo el mundo ha oído hablar de la importancia capital de la práctica personal en el Yoga. Sin embargo, acontece que, muchas veces, practicamos conscientemente, pero sin tener muy claro el objetivo al que deberíamos apuntar con esa práctica.

¿Cuál es mi blanco (objetivo)? ¿A dónde debo buscar?
Después de haber aclarado la definición de sādhana, nos queda definir el objetivo. El error humano básico, innato y congénito, es que la persona se ve a través de sus propios ojos, como incompleta o deficiente. Eso es lo que debe ser combatido: mokṣa, entonces, es librarse de ese error. Lo curioso es que esta equivocación, que podría ser definida como ignorancia existencial, asume muchas formas diferentes y eso nos confunde.Acertar al blanco en la práctica, entonces, es elegir correctamente una práctica que en realidad pueda facilitar este proceso llamado mokṣa. La paradoja, es que las acciones, sean del tipo que fueran, no pueden darnos libertad. Libertad, en este contexto, no es el fruto de alguna acción, sino el fruto del auto-conocimiento.

La ignorancia es el blanco del yogui, ya que es ella la causa del sufrimiento. El sufrimiento es el resultado del deseo de ser diferente de lo que se es, que, a su vez, es el resultado de la ignorancia existencial. El yogui debe aceptar el hecho de que la ignorancia debe ser removida.

El Haṭha Yoga, la práctica de āsanas, prāṇāyāma y meditación, o el Karma Yoga, visto como acto desinteresado y conciente, no remueven la ignorancia por si mismos. De no tener el conocimiento contenido en las acciones, ellas, por si solas, no producirán libertad. Entonces, para que la práctica de Haṭha Yoga rinda sus debidos frutos, ella precisa ser fecundada por el auto-conocimiento.
En otras palabras, podríamos definir la práctica como un momento de reflexión en el cual aplicamos los valores y la enseñanza sobre aquello que somos. Una práctica sin la debida reflexión, sin duda producirá efectos psicofísicos positivos como mejorar la calidad del sueño, o el aumento de la capacidad respiratoria, y el  bienestar general. Mas, esos son efectos colaterales insignificantes, comparados con el objeto que es mokṣa.En las palabras de Swāmi Dayānanda: “No se puede apagar un incendio usando gasolina, sólo por que la gasolina es líquida como el agua. Concluir que por ser un líquido, ella puede apagar el fuego, es equivoco. El fuego va a gustar de ese alimento y el incendio va a continuar, peor que antes.
No podemos ni debemos, entonces, realizar más acciones con la esperanza de que ellas nos libren de la ignorancia. Eso seria tan tonto como intentar apagar el incendio arrojando combustible en el. El único factor capaz de remover la ignorancia, por lo tanto, es el conocimiento.” Conclusión: mi blanco es librarme de la ignorancia. Es para eso que práctico

¿Quién se libera?
Esta pregunta debe ser igualmente respondida para esclarecer el propósito de la práctica personal. El Ser, siendo ilimitado, no precisa de libertad: el ya es la libertad de la ilimitación. El Ser no necesita “alcanzar” la plenitud: el ya es la plenitud. Luego, no hay mokṣa para el Ser: el ya es mokṣa.
El cuerpo físico, a su vez, es un vehículo. Independientemente que el usuario del cuerpo tenga o no tenga mokṣa, el cuerpo sigue su propia agenda y se vence puntualmente con su plazo de caducidad, a pesar de que algunos practicantes tienen la ilusión de que un cuerpo de yogui es algo especial, diferente de los demás cuerpos humanos. Al fin de la fecha de expiración, el cuerpo físico se desintegra. Eso significa que no hay iluminación para el cuerpo material, independientemente del hecho de que algunos pocos yoguis consiguen una longevidad superior al de la mayoría,  como fueron los casos recientes de los maestros Kṛṣṇamacharya e Indra Devī.

“Mi profesor es joven y bonito”.
Una larga vida en un cuerpo físico, por dilatada que sea, no puede ser confundida con la eternidad. Si mokṣa es deshacerse de la sensación de estar limitado, en mokṣa nos conocemos como el Ser, que es intrínsicamente libre de las limitaciones espacio-temporales. Obviamente, no estamos hablando de eternidad en el sentido físico, ya que el que es eterno o ilimitado no está condicionado por espacio y el tiempo.
Así como hay gente que cree en el paraíso, también hay practicantes que asumen como verdadero el mito de que algunos yoguis tienen la capacidad de vivir por milenios en el mismo cuerpo físico. Una vez, al comentar con alguien que mi maestro, Swāmi Dayānanda, a sus 80 años de edad es diabético, tiene una cardiopatía y no se ve muy bien, la persona me respondió: “ah, pero yo no quería un maestro que se enfermara!”
O sea, esta persona desde aquella ilusión  de que los iluminados no se enferman, incluso tenía la creencia que la salud y la realización personal deben andar necesariamente juntas. Así, descartó ahí mismo la posibilidad de aprender de un  anciano muy sabio (con una lucidez poco común, y que además hace bromas buenísimas!), juzgando la calidad del profesor por la salud de su cuerpo físico.
 Concluir esto es como caer en aquella vieja trampa de la política brasilera sobre el candidato joven y bonito. La persona que elige su propio maestro por la salud o apariencia física corre el riesgo de terminar con sus “Ahorros Espirituales”  confiscados, como sucedió con el dinero de los que votaron (e incluso, con los ahorros de los que no votamos!) por aquel ex-cazador de marajás.
Entonces, por más que usemos metafóricamente la expresión “iluminar el cuerpo”, la verdad es que no hay iluminación para él. ¿Qué más nos resta, en la lista de los candidatos a mokṣa dentro del  complejo cuerpo-mente, una vez descartados el Ser y el cuerpo material? Lo que queda son los cuerpos sutil y causal, sūkṣma y karaṇa śarīra. Para ellos si hay mokṣa. Entonces, mokṣa es la liberación de esos dos cuerpos, el sutil y el causal.
El cuerpo sutil es la combinación de inteligencia, ego, mente, vitalidad y órganos sensoriales y de acción (jñānendriyas y karmendriyas). El cuerpo causal es aquel que determina los nacimientos y lleva el registro de los prārabdha karmas, los karmas que deben ser trabajados en cada encarnación. La Libertad es, en este contexto, eliminar el sentido de limitación que mencionamos anteriormente. Nada más. Es un proceso gnoseológico, que no implica ningún otro cambio físico o energético.

La práctica es para los cuerpos sutil y causal.
Cada uno de nosotros tiene una combinación diferente de karmas que va a determinar un tipo diferente de cuerpo y una serie de procesos a los cuales ese cuerpo estará sujeto. Cada nacimiento, en cada lugar, determina la exposición a diferentes elementos: nacer o (escoger) vivir en un lugar frío o calido, seco o húmedo, determina el tipo de relación que iremos a tener con la naturaleza. Cada situación puntual responde a un tipo específico de karma. Ahora, tú y yo nacemos en estos cuerpos que llamamos nuestros.
Dice un Śāstra que, entre los muchos nacimientos, lo más difícil de obtenerse es el humano, pues la conjunción de las diferentes combinaciones que producen este tipo de nacimiento son raras y preciosas. Esta ya seria una razón para no desperdiciar el tiempo que nos es dado en esta vida. Otra razón es el sentido común. La idea de no desperdiciar la vida incluye, evidentemente, la correcta elección de nuestra práctica personal.
Definido el propósito de la práctica, ya tenemos en las manos elementos suficientes para percibir  que una práctica que esté centrada únicamente en el cuerpo podrá, de hecho, prolongar nuestra vida y darnos más salud. Si asumimos como correcta la constatación de que no hay liberación para el cuerpo material, entonces, la práctica debería incluir bastante más que sólo posturas y relajación, ya que una sādhana unilateral de ese tipo nunca nos llevará a mokṣa.
Por tanto, necesitamos observar aquello que llamamos práctica personal de Yoga desde una perspectiva más amplia, si bien esta no es la visión preponderante hoy en día, en que mucha gente, piensa que Yoga son apenas la práctica de las āsanas y, a lo más, de relajación.
Entre la multitud de técnicas que componen la aljaba (utensilio utilizado para llevar as flechas al hombro) de recursos del Yoga, se destaca, para el haṭha yogi, āsana, prāṇāyāma, las mudrās y las técnicas de concentración y meditación. Un lugar central, aunque no siempre evidente, es el ocupado por las actitudes, yamas y niyamas, que son parte del código de conducta de los yoguis.
Técnicas auxiliares a ellas son los mantras invocatorios, que sirven como marcos inicial y final para la práctica, los bandhas, dṛṣṭis y visualizaciones.
Otros recursos importantes, aplicados fuera de la sala de prácticas, son la dieta vegetariana y un estilo de vida en que el principio áureo de la no-violencia esté siempre presente. Esto incluye actitudes como el consumo consciente, la dedicación de algunos momentos del día a acciones centradas en el bienestar colectivo y otras que forman parte de la cultura del Yoga.

Continuará..
Buenas Prácticas!!!!

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