Traducido del portugués
La palabra sādhana, que habitualmente traducimos como
práctica personal, deriva del arte de la guerra, dhanuśāstra, y quiere decir
“ir directamente al blanco”. En su sentido original, obviamente, el término se
refería a una flecha o lanza que acertase su objetivo. El uso de la palabra se
ha extendido a la espiritualidad: en el Ṛg
Veda, sādhana designa, de igual forma, aquello que nos guía hacia un objetivo o,
también, un ritual o propiciación que logra su propósito.
Sādhana significa también hacer algo a la perfección e
incluso, librarse de una enfermedad o hechizo. Este último sentido es
especialmente importante para un practicante de Yoga, ya que la práctica personal
nos debería ayudar en el proceso de deshacernos de nuestros condicionamientos,
los que podrían considerarse, metafóricamente, como hechizos que oscurecen la
compresión y el sentido común.
El término sādhana, entonces, designa la práctica personal.
En algunos contextos, este termino se refiere al conjunto de las prácticas de
Yoga, incluyendo la implementación de los yamas y niyamas, las prácticas de
āsana, prāṇāyāma, mudrās y concentración, entre otras. En otros contextos, ella
se refiere únicamente a la meditación. Para efectos de este texto, elegimos el
primer significado.
Todo el mundo ha oído hablar de la importancia capital
de la práctica personal en el Yoga. Sin embargo, acontece que, muchas veces,
practicamos conscientemente, pero sin tener muy claro el objetivo al que
deberíamos apuntar con esa práctica.
¿Cuál es mi
blanco (objetivo)? ¿A dónde debo buscar?
Después de haber aclarado la definición de sādhana, nos
queda definir el objetivo. El error humano básico, innato y congénito, es que la
persona se ve a través de sus propios ojos, como incompleta o deficiente. Eso es
lo que debe ser combatido: mokṣa, entonces, es librarse de ese error. Lo
curioso es que esta equivocación, que podría ser definida como ignorancia
existencial, asume muchas formas diferentes y eso nos confunde.Acertar al blanco en la práctica, entonces, es elegir
correctamente una práctica que en realidad pueda facilitar este proceso llamado
mokṣa. La paradoja, es que las acciones, sean del tipo que fueran, no pueden
darnos libertad. Libertad, en este contexto, no es el fruto de alguna acción, sino
el fruto del auto-conocimiento.
La ignorancia es el blanco del yogui, ya que es ella la causa del sufrimiento. El sufrimiento es el resultado del deseo de ser diferente de lo que se es, que, a su vez, es el resultado de la ignorancia existencial. El yogui debe aceptar el hecho de que la ignorancia debe ser removida.
El Haṭha Yoga, la práctica de āsanas, prāṇāyāma y
meditación, o el Karma Yoga, visto como acto desinteresado y conciente, no
remueven la ignorancia por si mismos. De no tener el conocimiento contenido en
las acciones, ellas, por si solas, no producirán libertad. Entonces, para que la
práctica de Haṭha Yoga rinda sus debidos frutos, ella precisa ser fecundada por
el auto-conocimiento.
En otras palabras, podríamos definir la práctica como
un momento de reflexión en el cual aplicamos los valores y la enseñanza sobre
aquello que somos. Una práctica sin la debida reflexión, sin duda producirá
efectos psicofísicos positivos como mejorar la calidad del sueño, o el aumento
de la capacidad respiratoria, y el bienestar
general. Mas, esos son efectos colaterales insignificantes, comparados con el
objeto que es mokṣa.En las palabras de Swāmi Dayānanda: “No se puede
apagar un incendio usando gasolina, sólo por que la gasolina es líquida como el
agua. Concluir que por ser un líquido, ella puede apagar el fuego, es equivoco.
El fuego va a gustar de ese alimento y el incendio va a continuar, peor que
antes.
No podemos ni debemos, entonces, realizar más acciones
con la esperanza de que ellas nos libren de la ignorancia. Eso seria tan tonto
como intentar apagar el incendio arrojando combustible en el. El único factor
capaz de remover la ignorancia, por lo tanto, es el conocimiento.” Conclusión: mi
blanco es librarme de la ignorancia. Es para eso que práctico
¿Quién se libera?
Esta pregunta debe ser igualmente respondida para
esclarecer el propósito de la práctica personal. El Ser, siendo ilimitado, no
precisa de libertad: el ya es la libertad de la ilimitación. El Ser no necesita
“alcanzar” la plenitud: el ya es la plenitud. Luego, no hay mokṣa para el Ser:
el ya es mokṣa.
El cuerpo físico, a su vez, es un vehículo. Independientemente
que el usuario del cuerpo tenga o no tenga mokṣa, el cuerpo sigue su propia
agenda y se vence puntualmente con su plazo de caducidad, a pesar de que algunos
practicantes tienen la ilusión de que un cuerpo de yogui es algo especial,
diferente de los demás cuerpos humanos. Al fin de la fecha de expiración, el cuerpo
físico se desintegra. Eso significa que no hay iluminación para el cuerpo
material, independientemente del hecho de que algunos pocos yoguis consiguen una
longevidad superior al de la mayoría,
como fueron los casos recientes de los maestros Kṛṣṇamacharya e Indra
Devī.
“Mi profesor es joven y bonito”.
Una larga vida en un cuerpo físico, por dilatada que
sea, no puede ser confundida con la eternidad. Si mokṣa es deshacerse de la
sensación de estar limitado, en mokṣa nos conocemos como el Ser, que es intrínsicamente
libre de las limitaciones espacio-temporales. Obviamente, no estamos hablando
de eternidad en el sentido físico, ya que el que es eterno o ilimitado no está
condicionado por espacio y el tiempo.
Así como hay gente que cree en el paraíso, también hay
practicantes que asumen como verdadero el mito de que algunos yoguis tienen la
capacidad de vivir por milenios en el mismo cuerpo físico. Una vez, al comentar
con alguien que mi maestro, Swāmi Dayānanda, a sus 80 años de edad es
diabético, tiene una cardiopatía y no se ve muy bien, la persona me respondió:
“ah, pero yo no quería un maestro que se enfermara!”
O sea, esta persona desde aquella ilusión de que los iluminados no se enferman, incluso
tenía la creencia que la salud y la realización personal deben andar
necesariamente juntas. Así, descartó ahí mismo la posibilidad de aprender de un
anciano muy sabio (con una lucidez poco
común, y que además hace bromas buenísimas!), juzgando la calidad del profesor
por la salud de su cuerpo físico.
Concluir esto
es como caer en aquella vieja trampa de la política brasilera sobre el
candidato joven y bonito. La persona que elige su propio maestro por la salud o
apariencia física corre el riesgo de terminar con sus “Ahorros
Espirituales” confiscados, como sucedió
con el dinero de los que votaron (e incluso, con los ahorros de los que no votamos!)
por aquel ex-cazador de marajás.
Entonces, por más que usemos metafóricamente la expresión
“iluminar el cuerpo”, la verdad es que no hay iluminación para él. ¿Qué más nos
resta, en la lista de los candidatos a mokṣa dentro del complejo cuerpo-mente, una vez descartados el
Ser y el cuerpo material? Lo que queda son los cuerpos sutil y causal, sūkṣma y
karaṇa śarīra. Para ellos si hay mokṣa. Entonces, mokṣa es la liberación de
esos dos cuerpos, el sutil y el causal.
El cuerpo sutil es la combinación de inteligencia,
ego, mente, vitalidad y órganos sensoriales y de acción (jñānendriyas y
karmendriyas). El cuerpo causal es aquel que determina los nacimientos y lleva
el registro de los prārabdha karmas, los karmas que deben ser trabajados en
cada encarnación. La Libertad es, en este
contexto, eliminar el sentido de limitación que mencionamos anteriormente. Nada
más. Es un proceso gnoseológico, que no implica ningún otro cambio físico o
energético.
La práctica es
para los cuerpos sutil y causal.
Cada uno de nosotros tiene una combinación diferente
de karmas que va a determinar un tipo diferente de cuerpo y una serie de procesos
a los cuales ese cuerpo estará sujeto. Cada nacimiento, en cada lugar,
determina la exposición a diferentes elementos: nacer o (escoger) vivir en un
lugar frío o calido, seco o húmedo, determina el tipo de relación que iremos a tener
con la naturaleza. Cada situación puntual responde a un tipo específico de
karma. Ahora, tú y yo nacemos en estos cuerpos que llamamos nuestros.
Dice un Śāstra que, entre los muchos nacimientos, lo
más difícil de obtenerse es el humano, pues la conjunción de las diferentes
combinaciones que producen este tipo de nacimiento son raras y preciosas. Esta
ya seria una razón para no desperdiciar el tiempo que nos es dado en esta vida.
Otra razón es el sentido común. La idea de no desperdiciar la vida incluye,
evidentemente, la correcta elección de nuestra práctica personal.
Definido el propósito de la práctica, ya tenemos en
las manos elementos suficientes para percibir que una práctica que esté centrada únicamente en
el cuerpo podrá, de hecho, prolongar nuestra vida y darnos más salud. Si asumimos
como correcta la constatación de que no hay liberación para el cuerpo material,
entonces, la práctica debería incluir bastante más que sólo posturas y
relajación, ya que una sādhana unilateral de ese tipo nunca nos llevará a mokṣa.
Por tanto, necesitamos observar aquello que llamamos
práctica personal de Yoga desde una perspectiva más amplia, si bien esta no es
la visión preponderante hoy en día, en que mucha gente, piensa que Yoga son apenas
la práctica de las āsanas y, a lo más, de relajación.
Entre la multitud de técnicas que componen la aljaba (utensilio
utilizado para llevar as flechas al hombro) de recursos del Yoga, se destaca,
para el haṭha yogi, āsana, prāṇāyāma, las
mudrās y las técnicas de concentración y meditación. Un lugar central, aunque
no siempre evidente, es el ocupado por las actitudes, yamas y niyamas, que son parte
del código de conducta de los yoguis.
Técnicas auxiliares a ellas son los mantras invocatorios,
que sirven como marcos inicial y final para la práctica, los bandhas, dṛṣṭis y
visualizaciones.
Otros recursos importantes, aplicados fuera de la sala
de prácticas, son la dieta vegetariana y un estilo de vida en que el principio
áureo de la no-violencia esté siempre presente. Esto incluye actitudes como el
consumo consciente, la dedicación de algunos momentos del día a acciones
centradas en el bienestar colectivo y otras que forman parte de la cultura del
Yoga.
Continuará..
Buenas Prácticas!!!!
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