por Swamy Satyananda
Érase
una vez un rey que tenía un bellísimo pero desenfrenadamente salvaje caballo. La bestia no podía ser domesticada. El
rey decretó que recompensaría generosamente a aquel que pudiera someter a su semental. Impulsadas por los
pensamientos de riqueza, muchas personas trataron. Cada
uno enfrentó con todas sus fuerzas al caballo, pero ninguno fue lo
suficientemente poderoso como para superar al animal por mera fuerza. Incluso los más
poderosos fueron arrojados al suelo o heridos. Cansados
y frustrados, los contendientes se retiraron.
Pasó algún tiempo, hasta que un día el rey vio al caballo obedeciendo dócilmente las instrucciones de un recién llegado. El rey estaba asombrado, y exigió saber cómo este hombre había tenido exito donde muchos otros habían fracasado. El domador del caballo respondió: "En lugar de luchar contra su potro, lo dejé correr libremente a todo lo que su corazón quisiera, siguiendo sus propios impulsos. Finalmente se fatigó y se volvió sumiso. Fue entonces que no tuve problema para hacer amistad con su caballo y ganar su control"
Es lo mismo con la mente. Si luchamos y luchamos con la mente, nunca vamos a lograr el dominio sobre ella. El método a adoptar es similar al del sabio domador de caballos - deja que la mente siga sus impulsos y tendencias sin restricciones hasta que este lista y dispuesto a aceptar tu autoridad. Da rienda suelta a la mente. No la suprimas, simplemente, obsérvala y conócela.
Pasó algún tiempo, hasta que un día el rey vio al caballo obedeciendo dócilmente las instrucciones de un recién llegado. El rey estaba asombrado, y exigió saber cómo este hombre había tenido exito donde muchos otros habían fracasado. El domador del caballo respondió: "En lugar de luchar contra su potro, lo dejé correr libremente a todo lo que su corazón quisiera, siguiendo sus propios impulsos. Finalmente se fatigó y se volvió sumiso. Fue entonces que no tuve problema para hacer amistad con su caballo y ganar su control"
Es lo mismo con la mente. Si luchamos y luchamos con la mente, nunca vamos a lograr el dominio sobre ella. El método a adoptar es similar al del sabio domador de caballos - deja que la mente siga sus impulsos y tendencias sin restricciones hasta que este lista y dispuesto a aceptar tu autoridad. Da rienda suelta a la mente. No la suprimas, simplemente, obsérvala y conócela.