Durante el primer
almuerzo en India, Pedro preguntó en la mesa, ¿Por qué veníamos a la India?
Nosotros no llegamos a contestar, pero nos quedamos pensando en eso, y esa
noche tuvimos una larga conversación sobre el tema. Partimos por la respuesta
que en forma simultanea nos parece la más general, por “la Experiencia de la
India” desde una perspectiva sensible. La palabra experiencia espiritual podría aplicarse pero muchas veces se
entiende por ella, esa actitud medio snob, medio falsa, de como andar hablando
(más bien delirando) con términos “espirituales”, más que “ver y sentir” las
cosas desde una perspectiva que hace que todo sea parte de un fluir continuo y
único de conciencia y energía, que es lo que nosotros entendemos por espiritual,
pero que no requiere de la repetición de palabras y acciones “misticósmicas”
que no nos hagan sentido.
Pensando en esto, ayer tuvimos una tarde llena de las experiencias que andábamos buscando. Participamos en una Puja y un Arati
al borde del lago de Pushkar, realizado por verdaderos brahmanes, Ravi y su padre,
amigos de Pedro. Luego en el templo de su familia, tuvimos el privilegio de
escuchar un recital de Sitar y Tabla increíble. Todo encajaba, lo que habíamos
hecho antes, el lugar, el sonido, era escuchar y flotar por la deriva de la
vida. Es difícil explicar la experiencia, finalmente la reflexión, es como el
intento de explicar la experiencia, pero cuando la experiencia ronda la
verdadera espiritualidad, siento que las palabras no llegan... de hecho es una
buena forma de expresar lo que llamamos espiritual, aquello sobre lo que las
palabras no pueden decir... quizás eso es lo que quiere decir, en otra tradición, el Tao te king,
cuando dice que el Tao que se dice no es el verdadero tao...
Namaste!!!