
¿Cómo
llegaste al Yoga?
Cuando tenía 13 años de edad, un amigo me
presentó un libro de Alan Watts que mencionaba el Yoga y la meditación sobre el
mantra Om. Por algum motivo, ese breve texto me llamó la atención sobremanera,
y resolví dedicarme a practicar y estudiar el Yoga. Me pareció que era algo
noble, un motivo justo y adecuado al cual dedicarle la vida. Ya hace más de
treinta años de éso.
- ¿Cómo
lo vivís actualmente?
Creo que de una manera bastante más madura,
tranquila y consciente que al principio. Con el tiempo, las ilusiones o
fantasías que uno pudo haberse hecho al principio dan lugar a una visión mas
realista y centrada de lo que sea el Yoga, bien com de la manera en que
funciona.
- ¿Siempre
tuviste esta relación con el Yoga o fue cambiando a lo largo de los años?
Siento que pasé por muchas fases diferentes.
Al principio no entendía bien lo que tenía entre manos, pero me sentía muy
atraído por todo lo que tuviera olor a
Yoga. Practicaba medio ciegamente pero, felizmente, muy bien guiado por el
excelente profesor Janardhana, del Satyananda Niketan, de Montevideo.
Después, vino el entusiasmo con kundalini, la busca de experiencias
transcendentales. Tal vez esta fase haya sido la más conturbada, pues pensaba
que moksha, el objetivo del Yoga era
una experiencia y no una manera de ver las cosas. Si uno practica basado en
creencias de este tipo, no va muy lejos y, tarde o temprano, se frustra o
abandona el Yoga y va a buscar otra cosa.
Luego, cuando conocí a mi guru, Swami
Dayananda Saraswati, tuve el privilegio de adquirir una visión más racional y
centrada, más objetiva, a partir de la cual, como reza el dicho, paré de
“pedirle peras al olmo”. Esa última fase empezó hace un poco más de una década
y, a partir de ese momento, siento que la práctica está avanzando a pasos
largos, pues está apuntalada por el estudio y el proceso de autoconocimiento,
sin los cuales el Yoga no puede funcionar.
- Cada
vez más gente practica Yoga, hace profesorados, etc. Pero eso no siempre se
traduce en conductas compasivas, en respuestas amorosas… ¿No se está
convirtiendo el Yoga en un objeto de consumo más entre tantos otros?
Quizás sí. Depende de cómo se lo mire. Siempre
hubo y siempre habrá personas que se dediquen al Yoga como forma de encontrar
un significado más profundo y una dirección más clara en la vida. Cuando el
Yoga se torna una moda, surge, paralelamente a ese tipo de buscador espiritual
genuino, otro tipo de practicante que busca el Yoga por otras razones: adquirir
buena forma, administrar el estrés, dormir mejor, producir más.
Este segundo tipo de practicante merece todo
el respeto y la consideración de la parte de los mumukshus, de los buscadores de la libertad porque, como ya
enseñaba el maestro Sivananda, no importa cuál es el motivo que lleva a uno a
practicar. Lo que importa, sí, es que, a través de la práctica, aún cuando esté
centrada en lo exterior o en los efectos secundarios, es siempre una puerta de
entrada para el proceso de conocerse a sí mismo y, consecuentemente, para la
libertad.
- ¿Para
qué hacemos Yoga?
Para retirar el velo que nos obnubila la
visión. Para ser libres. Para descubrir que la felicidade que estamos buscando
es algo que ya somos.
- ¿Cuál
es el sentido de retorcernos, pararnos sobre la cabeza o sobre las manos?
Esos ejercicios, llamados ásanas y mudras, se hacen
como medio de reflexión sobre aquello que somos. El proceso del Yoga tiene tres
etapas, llamadas shravanam, mananam y nididhyásana, respectivamente. Shravanam,
la primera, consiste en escuchar la enseñanza (“ya somos la felicidad que
estamos buscando” es un buen resumen).
Luego viene la etapa del cuestionamiento, de
las dudas y preguntas, que se llama mananam,
o “usar la mente”. Dirimidas las dudas, pasamos al nididhyásana, al momento de la reflexión sobre lo que somos. Para
eso, con esa finalidad, existen y se practican (o deberían practicarse) todas
las técnicas del Yoga, desde las posturas a la meditación, desde los
respiratorios a los mantras.
- Qué
diferencia hay entre practicar yoga y vivir Yoga?
Depende de quien responde la pregunta. Si
vamos a ver el Yoga como una manera de reflexión que se extiende desde los
ejercicios fisiológicos o energéticos mencionados en la cuestión anterior a
todos los aspectos del cotidiano, podemos decir que no existe diferencia entre
practicar Yoga y vivir Yoga. Es lo mismo, en definitiva.
- La
mayor parte de la gente solo trabaja el Hatha Yoga, es decir, el Yoga postural,
físico. ¿Es solo la punta del iceberg o algo más?
Esta es una pregunta interesante, que muestra
de que manera la opinión pública está confundida en relación a lo que sea el
Yoga, bien como a la manera en que este funciona. Hoy día, se piensa que Yoga
seja ponerse de cabeza para bajo o en otras posiciones excéntricas. En la
pregunta, se equipara el Hatha Yoga con “Yoga Postural” pero, en verdad, el
Hatha es mucho más que apenas practicar ásanas.
La única diferencia que existe entre el Hatha
Yoga y lo que ya existía antes de su nacimiento (que tuvo lugar hace mil y
pocos años) es que el Hatha usa el cuerpo como instrumento de reflexión y
meditación, de una maneira que no había sido explorada anteriormente.
Salvo ese detalle, el resto de la tradición es
monolítica y uniforme. Lo que se enseñaba antes del Hatha en términos de visión
de lo que uno es, no ha cambiado después que las prácticas fisicas, energéticas
o sutiles fueron integradas a la cultura y al modo de vivir que acompaña al
Yoga desde siempre.
Cuando pienso que Yoga es Hatha, y que Hatha
son solo las posturas, entonces concluyo que Yoga es hacer posturas. Esto es
tan equivocado como pensar que, si existe un ejercicio en el Yoga que consiste
en contraer los esfínteres, cualquier persona que contraiga los esfínteres
estará practicando Yoga. Para poder llamar Yoga al Yoga, precisamos comprender
que Yoga es una visión libertadora del ser humano, que incluye maneras
diferentes de colocar esa visión en la práctica, en el cotidiando de la
persona.
- Si el
Hatha tiene como objetivo final preparar el cuerpo para la postura final, de
meditación, ¿por qué no empezar directamente por el final?
El resultado no es el mismo. En ese proceso,
en el cual el cuerpo tiene un grande protagonismo, no se incluyen apenas
acciones físicas. Hay un efecto muy grande de estas prácticas sobre el cuerpo
sutil, sobre los patrones de circulación de energía y los patrones mentales y
creencias falsas que surgen de ellos.
Así, las prácticas de Hatha no se resumen a
condicionar el físico para que puedas sentarte con más comodidad para meditar o
para que puedas dormir mejor o rendir más en el trabajo. El verdadero objetivo
está en disolver las corazas de tensión sutil, que determinan tanto las
limitaciones del movimiento del cuerpo físico como los patrones mentales
automáticos que regulan una buena parte de nuestras vidas.
En ese sentido, el Yoga trabaja más o menos
como la medicina china, en el sentido de “limpiar” el cuerpo de energía de
bloqueos, ausencias o excesos de fuerza vital que pueden, por su vez, provocar
desequilibrios en la salud y limitaciones en relación a aquello que creemos ser
posible hacer en la vida.
En otras palabras, la práctica de Hatha Yoga,
desde que sea hecha con la actitud correcta, puede ayudarnos a cambiar la
perspectiva que tenemos de nosotros mismos, de nuestro papel en el orden de las
cosas y de la manera que vemos nuestra propia vida.
- El
Yoga como camino propone muchos cambios en las personas que lo abrazan, cambios
en los hábitos, en la alimentación, etc. ¿Qué sentido tiene sentido convertirse
en otra persona para volver a ser lo que siempre fuimos?
Creo que uno no se convierte en “otra
persona”. Sigue siendo el mismo, pero va naturalmente ajustando, mejorando o
corrigiendo, se fuera el caso, algunos hábitos pasibles de ser perfeccionados.
El carácter, la personalidad y el temperamento no son rígidos y están mudando
sutilmente, todo el tiempo. William James, un filósofo inglés, dijo una vez que
uno tiene tantas personalidades en sí mismo como personas conoce.
O sea: los hábitos, creencias, cultura y modo
de viver, por más que sean importantes, son siempre relativos y no esenciales.
Uno no es lo que piensa. Uno no es lo que hace. Uno no es un conjunto de
hábitos. Uno no es un nombre o una dieta. Si me mantengo abierto, permeable a
lo nuevo, cuestionando lo que se me presenta como correcto o incorrecto, puedo
elegir con libertad, puedo asumir la responsabilidad por mis actos de manera
íntegra e independiente.
Actuando de esta manera, sin colocar las
decisiones que tomo o la responsabilidad por los frutos de las acciones que
realizo en manos de alguna costumbre o alguna forma de comportamiento
estandarizada, soy un humano libre. Resumiendo, el (o la) practicante de Yoga
tiene que percatarse de que mucho de lo que piensa ser suyo, son apenas
creencias de la cultura y la sociedad donde él (o ella) nació. Si esas
creencias son nocivas, el yogi se da
el derecho de cambiarlas por otras, constructivas o neutras.
- ¿Cuál
es el sello que identifica el yoga que vos hacés?
Actualmente, hay una excesiva preocupación con
las etiquetas. Precisamos “posicionarnos” para mejor identificar lo que
hacemos, dada la variedad de sistemas que han surgido en la última década.
Bueno, de mi parte, puedo decirte que no estoy de acuerdo con el uso que se ha
dado a esos rótulos y opté por no usar ninguno.
Cuando supe que existían varios métodos
(Tantra, Mantra, Kundalini, etc.), le pregunté a mi profesor Janardhana: “cuál
es el Yoga que nosotros practicamos?” Me respondió: “Yoga”. Esa respuesta es
muy buena y clara, y continúo usándola cuando la gente me pone esa cuestión.
No existen métodos diferentes. Lo que hay son
etapas distintas dentro de un único proceso, que es el proceso de crecimiento
interior de cada uno. Así, Karma Yoga, Bhakti Yoga, Jñana Yoga, Hatha Yoga, no
son métodos separados, mas apenas momentos dentro de ese proceso mayor que
podemos llamar vida de Yoga.
Cuando uno está en contacto con la tradición,
y aprendiendo dentro de ella, tiene que tener especial cuidado para no
modificar nada, no inventar nada, no rotular nada, pues todo está pronto, todo
está ya perfectamente elaborado. Ese es el motivo por el cual mucha gente que
empezó a practicar y estudiar Yoga antes de la presente moda que estamos
viviendo ahora, se niega a usar “sellos” que identifiquen una forma de Yoga
específica. Solo existe un Yoga.
- ¿Es
el mismo que enseñás?
Sí, claro. Uno no debe enseñar lo que no
practica, ni dejar de practicar lo que enseña.
Namaste!
Pedro nació en Uruguay. Descubrió el yoga a temprana edad y practica, aprende, estudia y enseña desde entonces. Considera al yoga más como una forma de vida que una actividad restringida a una habitación. Pedro escribió y tradujo varios libros sobre yoga, y es editor de la revista Yoga Journal, libros de yoga y el sitio web - www.yoga.pro.br. Ha hecho varios viajes de estudio a la India y otros países del Oriente y en la actualidad vive en la playa de Mariscal, en Santa Catarina. Cuando no está viajando, enseñando o practicando, gusta de cantar y surfear.
Pedro nació en Uruguay. Descubrió el yoga a temprana edad y practica, aprende, estudia y enseña desde entonces. Considera al yoga más como una forma de vida que una actividad restringida a una habitación. Pedro escribió y tradujo varios libros sobre yoga, y es editor de la revista Yoga Journal, libros de yoga y el sitio web - www.yoga.pro.br. Ha hecho varios viajes de estudio a la India y otros países del Oriente y en la actualidad vive en la playa de Mariscal, en Santa Catarina. Cuando no está viajando, enseñando o practicando, gusta de cantar y surfear.
dedito pa` arriba
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